Para algunos autores, la escuela (muy investigada, medida, categorizada y analizada, pero poco cuidada, respetada, valorada y ensalzada) es definida como “la casa del estudio” Este lugar, esta “heterotopía” en donde las niñas y los niños se convierten en estudiantes, este lugar particular y único que ofrece y pone sobre la mesa materias de estudios. Este lugar en suspensión de lo corriente, este lugar que separa los espacios, los tiempos y las ocupaciones. Este lugar en donde el profesor se constituye como tal.
Querido CADEC, este año 2021, “si tot va bé”, las escuelas se volverán a abrir y volverán a hacerlo como siempre lo han hecho. Con calidez, con ternura, con disciplina y con atención. Las escuelas se volverán a abrir, volverán a palpitar con las risas, las anécdotas, los procesos pedagógicos y la relación educativa. Volverán a abrirse para que nosotros volvamos a ellas, es decir, este 2021 estaremos “de regreso a casa”.
Este regreso será emotivo, por que volveremos a la naturaleza de la escuela. Nos volveremos a reencontrar, volveremos a entrar en relación, volveremos a disfrutar lo que se quiere, lo que se estima, lo que se ama. Volveremos a oírnos, a mirarnos, a sentirnos y a tocarnos.
Pero saben, quiero que reflexionen en este ejercicio de “regresara casa” porque en un tiempo (esperamos que sea muy breve) nos volveremos a encontrar con Cristo, cuando sea él, quien regrese por cada uno de nosotros. Cuando rompa los cielos y nos lleve al cielo. Porque así lo ha prometido
“El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego los que estemos vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados junto con ellos en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Y así estaremos con el Señor para siempre”
1 Tesalonicenses 4:16-17
¿Cuándo fue la última vez que tomaste fuertemente la mano de alguien? ¿Cuándo fue la última vez que alguien tomo fuertemente tu mano?
¿Qué hay detrás del “tomar la mano”? Seguramente pensarás que es una respuesta a la necesidad, ¿pero a la necesidad de qué? ¿De cuidado, de protección, de dirección, de seguridad? Creo que ese pensamiento es correcto y compartido.
Pero ese tomar de la mano, para que sea satisfactorio, amerita encontrar en la otra persona el permitir. Y ahí, querido CADEC, ocurre la maravilla. Sentimos el calor, el envolvimiento y nace la sonrisa.
Apreciada comunidad del Colegio Adventista de Concepción, este año les animo a que tomemos la mano de nuestro Dios, de nuestro Maestro. No solo en nuestro trabajo u oficio, más bien, para toda nuestra vida.
Soy un convencido de que Él, está ahí, siempre esperado, siempre dispuesto.
«Y caminó Enoc con Dios […] Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios.» Génesis 5:24
¿Cuándo fue la última vez que alguien te acompañó a caminar, pero tomados de la mano? ¿Qué sucede cuando caminas tomado de la mano? Personalmente, cada vez que salgo con mis hijos, lo hago tomado de sus manos (o ellos toman las mías). En este sencillo ejercicio hay mucho que rescatar. Cuando mis hijos toman mis manos (aunque sean los meñiques), sus ojos muestran seguridad. Siento que son capaces de decir Voy con mi papá, ¡No pasa nada! Cuando tomo sus manitos pequeñas, automáticamente mis zancadas son más cortas, menos veloces. Mis ojos buscan la ruta más segura y me transformo en ejemplo de peatón. Mientras mis oídos oyen sus voces, mi atención está puesta en su seguridad, al igual que mi corazón.
Querido miembro del CADEC.
En Enoc, vemos algunas cosas muy interesantes. Dice que Enoc caminó con Dios, no dice que Dios caminó con él. ¿Qué sucede aquí?
“Muchos de nosotros queremos que Dios camine con nosotros, que sea nuestro amigo, que esté presente, que se ajuste a nuestro paso y ritmo, pero la diferencia de Enoc fue que él caminó con Dios. Caminó, no corrió pues correr es apresurado. Caminar con alguien nos habla de pasar tiempo con esa persona, hablar con esa persona, compartir, escuchar, vivir y experimentar la vida juntos. Era Enoc quien iba en busca de Dios y tomaba esa iniciativa”
Hoy, al comenzar este año 2023, quiero animarte a que lo emprendas junto a nuestro Maestro. Que camines a su lado, paso a paso. Que busques momentos, días y horas, para pasar tiempo con Él. Oye su voz y déjate acompañar, poco a poco, paso a paso.